Hola a todos, la historia que me trae por estos lugares resulta un poco dura y, quizás me presente como una madre cruel y despiadada. Ya hacía unos día que venía dándole vueltas al tema de los reyes magos, pensé que ya era conveniente decirles a los peques la verdad sobre estos seres sobrenaturales que vienen de noche y nos traen regalos; Así se lo comenté a Flobre y él también estuvo de acuerdo en que el momento había llegado. No piensen mal, no fue una situación ni de dinero, ni de egoísmo materno-paterno, sólo que pensamos que ya sus amiguitos lo sabrían y que llegaría el momento en que, si ellos no lo sabían, sus amigos se mofarían, entonces preferimos ser nosotros quienes enfrentáramos este tema tan escabroso y doloroso. No lo pinto trágico, no, no, no, al contrario, si pensé que sería mas fácil y sencillo, que lo aceptarían con filosofía; No fue así.
Habíamos dejado el tema para tratarlo en el fin de semana, pero el viernes llegaron indignados, los dos, con sus amigos, porque estos aseguraban que los reyes eran papá y mamá; expresiones como: "tú lo puedes creer, mami, que mis amiguitos no crean en los reyes" acompañadas de sus ojitos abiertos como platos se repitieron durante toda la tarde del viernes. Ese día teníamos fútbito, y luego ensayo del coro infantil de navidad, en la iglesia, por lo que llegamos un poco tarde a casa. Cuando llegamos nos pusimos a preparar la cena y mientras estaba nos sentamos los cuatro a la mesa y empezamos a hablar del tema. Traté de abordar el asunto de una manera sencilla, clara y directa, y así fue como hablé: "A ver, pequeños, hoy en el cole se tocó el tema de los reyes magos, y los niños dicen que somos papa y mama; la verdad es que los reyes sí y no somos papá y mama: sí, porque papá y mamá son los encargados de comprar los regalos, y no porque son los reyes que hacen posible que papá y mamá los compren. Así que les pido que sigan creyendo en los reyes magos; que les sigan escribiendo sus cartas y que les sigan dejando galletas, turrón y mazapán para que coman cuando vengan a traerles los regalos......". A medida que salían las palabras de mi boca, veía sus ojos llenos de lágrimas y sentía que cada letra, cada sílaba que pronunciaba le rompía un poco mas el corazoncito, hasta que Jose no pudo mas y rompió en llanto; me reclamó, me riño, me cuestionó, me decía entre lágrimas: "Y es que tú no podías esperar un año mas para decírmelo, ahora se me fue la ilusión, y ahora ¿a quién le escribo yo mi carta?".
Dios!!! que mal lo pasé, que dolor sentí, pienso que tal vez nos precipitamos, quizás debimos esperar otro año mas para revelarles tan cruda verdad. No lo sabían, ni siquiera lo sospechaban, estaban tan encerrados en su ilusión que, no importaba lo que dijeran sus amiguitos o la profesora, ellos seguían creyendo en los reyes y era suficiente para ellos porque eran felices creyendo en esos sere mágicos, y nosostros, sus padres, acababamos de hacer su ilusión añicos en solo unos cuantos segundos. Traté de solucionarlo, les dije, una vez mas, que la ilusión no debían perderla, porque los reyes sí que existían, después de todo fueron ellos que le llevaron oro, incienso y mirra al Niño Jesús al portal de Belén; pero que va, ya algo se había roto, y me dí cuenta cuando, horas mas tarde mi pequeño José Angel me mira a la cara y me dice: "Mami, yo hubiese preferido que me lo contaras el año que viene".
Ahora su pregunta es que cómo y cuándo nosotros compramos los regalos, y dónde los guardamos que ellos nunca los ven; también se preguntan a qué hora nos levantamos nosotros a colocarlos debajo del árbol, y si somos nosotros que nos comemos la hierba de los camellos. Hasta ahí llega su inocencia, que a pesar de conocer la verdad, esa verdad sigue teniendo muchas incongruencias.
Señor juez somos culpables de haber matado la ilusión de nuestros hijos, pero puedo alegar en nuestra defensa que sólo queríamos que no se enterarán por los otros niños, porque los niños son crueles y se ríen de los mas inocentes; preferimos ser nosotros quienes se los dijeran y no que llegarán llorando porque sus compañeros se burlaban de ellos. Egoísmo de padres, no lo sé, ustedes dejenmelo saber.
He pasado por situaciones díficiles, vaya si no, y ninguna me ha dolido tanto como ésta.
Besos y hasta la próxima.
3 comentarios:
Hola Mari, te cuento que por las mismas circunstancias tuvimos que informarles a nuestras hijas, EN SEPARADAS OCACIONES, por las edades, la dura realidad de los reyes magos, creo que la desilusion fue para ambos lados. Para mi era bellisimo ver las caritas de esas chiquillas cuando veian los regalos que le traian los reyes, era la carita de WAOOOOOOOOOO!!!!, eso me llenaba tanto, para mi era inmensa la ilusion de comprar los regalos, envolverlos, esconderlos, etc., esos momentos los extranos tanto como ellas extranan los reyes. Ahora lo que hacemos que de igual forma le hacemos sus regalos, y todavia a pesar de que tienen 14 y 11 anos, no saben cuando lo compramos o si lo compramos, en resumen guardamos la sorpresa hasta el final. La verdad es que no se si o hacemos realmente por ella o por nosotros.
Ana
Querida Mary tampoco se si estuvo bien o no lo que si se es que los padres tambien nos equivocamos y eso es valido en un trabajo de 24 horas al dia.
Por otra parte si te digo que no siempre podemos evitarle dolor a los hijos y que tenemos que sopesar muy bien sobre intervenir en sus vivencias unas agradables y otras no,
Los Quiero Vanessa
hola ,
me encanta tu blog yo tambien se que es muy dificil
eso de decirle la verdad pero tarde o temprano tenian que saber ,yo tengo dos niños una niña de 10 un niño de 6 la de 9se entero pero no lloro ni nada se quedo igual
un poco extraña pero lo acecto
al niño no se lo emos dicho
pero cuando crezca se lo diremos o el se enterara tarde o temprano
ERES UNA MADRE GENIAL pero debes darles tiempo para que lo acepten
bueno querida
me despido
bye
cuidate
abrazos tu seguidora
laura hernandez
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